La hipoacusia es la disminución o alteración en la función de la audición. Los grados y tipos pueden ser distintos (desde hipoacusia leve hasta la profunda, de transmisión, neurosensorial o mixta), y en cada caso el paciente necesita un diagnóstico y tratamiento personalizado.
En la mayoría de los casos una prótesis auditiva o audífono ajustada a cada caso y bien adaptada, mejora o soluciona el problema. Un audífono es un dispositivo electrónico a pila que amplifica de forma selectiva el sonido para permitir una mejor comunicación. Los audífonos reciben el sonido a través de un micrófono, que luego convierte las ondas sonoras en señales eléctricas. El amplificador aumenta el volumen de las señales y luego envía el sonido al oído a través de un auricular (http://es.wikipedia.org/wiki/Audífono).
Existen varios tipos de audífonos, de diferentes marcas, diseños y tamaños. Cada uno de ellos ofrece ventajas diferentes y responden mejor a cada tipo de pérdida: Los audífonos intra-auriculares caben completamente en el oído externo, mientras que los audífonos retro-auriculares se usan detrás del oído y están conectados a un molde plástico que cabe dentro del oído externo.
Al elegir un audífono, se debe considerar su capacidad auditiva, su trabajo y actividades, sus limitaciones físicas, trastornos médicos y preferencias estéticas, así como el coste. Hoy en día la gama de precios es amplia y se suelen dar facilidades de pago en la mayoría de los centros. Para obtener resultados satisfactorios se requiere de un proceso de adaptación y aprendizaje, a través de revisiones periódicas con su audioprotesista.
En todo caso, si conocen a alguien con este tipo de problemas no esperen para remediarlo. Es recomendable una visita a tiempo al otorrino o acudir a hacerse una revisión audiométrica gratuita a un centro auditivo, para que le informen y buscar soluciones. Y no olvide que llevar audífono no es sinónimo de ser mayor u otras connotaciones, sino de querer oír mejor.