El estrabismo (Salgado, 2005) es una alteración visual ocasionada por la pérdida de paralelismo de los ejes visuales de un paciente, es decir, uno de los ojos se encuentra desviado de su posición correcta. En estos casos, la imagen que estimula la fóvea de un ojo es distinta a la del otro, lo que ocasiona la supresión de la imagen obtenida por el ojo desviado y por tanto desencadena en una ambliopía, es decir, la disminución uni o bilateral de la agudeza visual (AV).
Se define como ortotropia cuando los ejes visuales se encuentran alineados en todas las posiciones de mirada; tropia cuando la desviación de los ejes visuales es siempre manifiesta y foria, cuando la desviación se produce en algunas circunstancias concretas.
Existen diversos criterios para clasificar los estrabismos:
Existen numerosos test para la detección y la medida del estrabismo entre los que se encuentran: Test de Hischberg y Cover Test.
Es un test sencillo y rápido (Mecha, Perrigin, y Eskridge, 1988) que permite detectar y cuantificar la presencia de estrabismo. El examinador se coloca a unos 30 cm del paciente con una luz puntual a la altura de sus ojos. Se deben observar los reflejos que aparecen en los ojos del paciente:
Además de detectar la presencia del estrabismo, este test permite cuantificar de forma orientativa la magnitud de la desviación dependiendo de la localización del reflejo del ojo desviado:
Es un test muy utilizado para la detección del estrabismo. Únicamente es necesario un oclusor para realizarlo y puede realizarse tanto en visión lejana como en próxima, la diferencia es la distancia a la que se encuentra el objeto de fijación en el que el paciente debe mantener su mirada.
Existen dos variantes de este test:
1.COVER – UNCOVER: El examinador debe colocar el oclusor delante de uno de los ojos y observar que es lo que ocurre en el otro ojo cuando lo retira.
Si, por el contrario, el movimiento de refijación se produce en el ojo que tapamos, se trata de forias en vez de tropias.
2.COVER – ALTERNANTE: el oclusor se va alternando de un ojo a otro sin que se produzca fusión. Mediante una barra de prismas se puede cuantificar la magnitud del estrabismo.
Ante la presencia de un estrabismo (Ferrer, 1991) inicialmente debemos compensar el error refractivo del paciente y observar que ocurre con la agudeza visual. Si la AV mejora, será un indicador de que no existe ambliopía; por lo que no es necesario otro tratamiento. Si por el contrario la AV no mejora, el paciente presenta ambliopía y debemos compensarla. Existen varias formas de eliminar la ambliopía:
Para un tratamiento satisfactorio del estrabismo es necesario un diagnóstico precoz y un inicio del tratamiento lo antes posible.
Cristián, A. (2005). Ambliopía y estrabismo. U. D. A. de Oftalmología, 30(2), 31–36.
Ferrer Ruiz, J. (1991). Estrabismos y ambliopías. Barcelona: Doyma.
Guzmán, P. (2014). Tecnología Médica en Oftalmología. Recuperado el 11 de marzo de 2020 desde http://tecnologiamedicaoftalmo.blogspot.com/2018/08/catedra-n-07-cover-test.html
Mecha, B., Perrigin, D., y Eskridge, J. (1988). La prueba de Hirschberg. American Journal of Optometry and Physiological Optics, 65(9), 745–750.
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ISBN: 9788494476006
Páginas: 190