Por Isabel Sánchez Martínez
Óptico-Optometrista y alumna del Curso de Experto en Terapia Visual de SAERA

 

A través del sentido de la visión, recibimos el 80% de la información de nuestro entorno, por eso es muy importante realizar exámenes de la vista para asegurarnos de que nuestro sistema visual está trabajando a su máximo rendimiento. Esto quiere decir que no solo tenemos que tener una buena agudeza visual, es decir VER bien, sino que también tenemos que tener un buena VISIÓN, tenemos que comprender lo que vemos.

Esto cobra especial importancia cuando hablamos de los niños, sobre todo en edad escolar, ya que muchas de las actividades escolares dependen de la visión. Por lo tanto, si el sistema visual no está funcionando correctamente nos encontramos con niños con diversos problemas de aprendizaje, de atención , falsas dislexias, falsos TDAH, problemas en la coordinación en los deportes, dificultad en la lectoescritura…Todo esto podría evitarse si se hiciesen controles visuales a los niños antes de los 3-4 años.

En cuanto a cómo tratar los problemas de visión, solemos pensar, en primer lugar, en el uso de gafas y lentillas, pero así solo mejoramos la cantidad de visión. Para mejorar la calidad de la visión recurrimos a la terapia visual, que es el tratamiento optométrico para la rehabilitación y entrenamiento del sistema visual desde su desarrollo, habilidades e integración de la visión. Mediante ejercicios conseguimos que ambos ojos trabajen coordinados y consigan el máximo rendimiento.

En la etapa escolar es primordial que, tanto los padres como los profesores, observen al niño, ya que hay determinados comportamientos o signos que nos pueden dar pistas sobre que algo no va bien con la visión del pequeño. Vamos a ver qué tipo de problemas visuales son los más comunes en niños y algunos de los signos y síntomas que, a grandes rasgos, nos pueden hacer sospechar:

 

– Defectos refractivos –> mala agudeza visual.

o Miopía: si el niño guiña los ojos al mirar de lejos, confunde a sus amigos cuando están lejos o se queja de no ver bien la pizarra.

o Hipermetropía: dolores de cabeza cuando realiza actividades de cerca, enrojecimiento de los ojos, incluso estrabismos.

o Astigmatismo: problemas al enfocar en lejos y cerca, dolores de cabeza.

 

Podemos decir que estos son los problemas visuales con los que todos estamos más familiarizados, y que se tratan con el uso de gafas y lentillas.

Vamos a conocer ahora los problemas que tienen que ver con la visión, es decir, teniendo una buena agudeza visual, la capacidad de nuestro sistema visual de reconocer e interpretar lo que vemos.

 

– Problemas en las vergencias: movimientos de los ojos coordinados y simétricos.

o Convergencia: la convergencia puede provocar síntomas tanto por su insuficiencia (dificultades en las tareas en visión cercana) como por su exceso (cefaleas y fatiga ocular, ocasionalmente visión doble).

o Divergencia: cuando existe un exceso puede no provocar síntomas, ya que es posible que se suprima la visión de uno de los ojos. En el caso de que sea una insuficiencia, el niño se puede quejar de ver borroso o doble al mirar de lejos, también dolores de cabeza, fatiga ocular, y le resulta difícil el enfoque de lejos a cerca, incluso náuseas.

 

– Problemas acomodativos

La acomodación es la capacidad de nuestro sistema visual para enfocar a distintas distancias. Como en el caso de las vergencias, los síntomas son distintos si nos encontramos ante un exceso, en cuyo caso debemos observar si nuestro hijo se queja de visión borrosa en visión lejana que aumentará después de realizar trabajos en cerca; o si en cambio, nos encontramos ante una insuficiencia. En este caso podemos distinguir entre:

o Insuficiencia de acomodación: podemos observar que el pequeño tiene los ojos rojos o le lagrimean, y él puede referir dificultad en la lectura y en la comprensión de lo que lee, dolores de cabeza, escozor de ojos, sueño…

o Fatiga acomodativa: en este caso, los síntomas serán los mismos que en el caso anterior, pero aparecen a lo largo del día al realizar tareas en cerca.

En este grupo también aparece dificultad para enfocar cuando cambiamos de visión de lejos a cerca, el niño se suele quejar de que le cuesta enfocar cuando copia de la pizarra en su cuaderno.

 

Estos problemas de la visión, son considerados desórdenes de la visión binocular (capacidad de coordinar ambos ojos). Para su diagnóstico hay que acudir al óptico-optometrista que, después de realizar las pruebas pertinentes, nos dará un diagnóstico y planteará el tratamiento adecuado para el problema de visión que haya que tratar. En algunos casos, el tratamiento combina el uso de gafas con el uso de la terapia visual (TV).

La terapia visual consiste en una batería de ejercicios, enfocados a solucionar las disfunciones que se presenten en el procesamiento de la información visual, o dicho de otra manera, optimizar las habilidades visuales que nos permiten reconocer lo que estamos viendo.

Las sesiones de terapia visual se realizan en la óptica o clínica con la frecuencia marcada por el especialista, y, siguiendo las pautas marcadas, realizando los ejercicios en casa en no más de 20 minutos. El fin de este tratamiento es el entrenar a los ojos para que aprendan a ver.

La base para que este tratamiento funcione es motivar al niño para que sea constante en la realización de los ejercicios. Para ello es bueno que se lo presentemos como un juego, en el cual a medida que vaya superando niveles. Iremos aumentando poco a poco la dificultad de los ejercicios, para conseguir el objetivo que ellos mismos se marquen: escribir mejor, leer más rápido, meter más goles.

Desde el nacimiento hasta los primeros años de vida nuestro sistema visual sigue desarrollándose, así que es muy importante que nos aseguremos que lo hace de manera correcta y satisfactoria.

En el caso de que observéis alguno de los signos y síntomas arriba descritos, o aunque no se presente ninguno de ellos, vuelvo a insistir en la importancia de llevar a los niños a revisiones visuales, ya que en pleno desarrollo de las capacidades visuales es cuando más posibilidades tenemos de reeducar su visión y conseguir que la terapia visual tenga mayor probabilidad de éxito.

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Por último, se describirán los procedimientos de evaluación y tratamiento de la ambliopía, el estrabismo, las disfunciones oculomotoras, las disfunciones de la acomodación ocular y las disfunciones binoculares, poniendo en cada capítulo el foco de atención en los ejercicios que podremos llevar a cabo en cada caso y en las modificaciones que podremos introducir para aumentar o reducir el nivel de dificultad de las tareas.

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Título: Optometría Pediátrica

Autor: Antonio López Alemany

Prólogo: Cuando ya se cumplen mas de 27 años de intensa relación con la optometría, es un orgullo el poder presentar un texto sobre Optometría Pediátrica al lector interesado en esta especialidad optométrica. Ello no hubiera sido posible sin la inestimable colaboración de 28 coautores cuyo origen académico y profesional es multidisciplinar: optómetras, oftalmólogos, físicos, médicos, químicos, pedagogos y logopedas. La editorial Ulleye y yo, como editor, les agradecemos la dedicación que han prestado de su tiempo personal para que este proyecto tenga al fin un nacimiento feliz.

El origen de este proyecto editorial esta asociado a los cursos de Optometría Pediátrica que periódicamente convoca Ulleye en la ciudad de Xàtiva. Por ellos han pasado la mayor parte de los coautores de este libro, así como otros destacados ponentes. Todo ellos proceden de universidades españolas donde se imparte de la docencia de optometría así como de centros de reconocido prestigio donde se asiste optométricamente a la población que lo demanda. No debemos olvidar a los participantes en estos cursos que año tras año los hacen posibles con su asistencia y queremos también darles las gracias por su participación en ellos y su interés en la Optometría Pediátrica. Actualmente estamos asistiendo a grandes cambios en la estructura universitaria española y europea. (…)

El trabajo de la Optometría se debe de ceñir al ojo sano. Para ello el primer aspecto a considerar es el realizar el diagnóstico entre normal, sano, o anormal, enfermo, del ojo. A partir de ello, el optómetra dispone de un campo amplísimo para trabajar con el sentido de la visión con el fin de compensar y/o corregir sus desajustes funcionales, incrementar sus prestaciones funcionales y mejorar la comodidad de su uso. Todo ello sin olvidar que el ser humano es un “todo” y por ello encontraremos continuamente relaciones con otros aspectos de su organicidad y funcionalidad. Espero que este libro ayude a estos propósitos y contribuya a una mejor práctica optométrica con el fin de dar solución a los problemas que cada día mas presenta la población a la que asiste determinados por un entorno cambiante año a año.

 

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